Todas las Centrales Receptoras de Alarma (CRA) están sujetas a seguir las siguientes normas: Orden ministerial INT/316/2011 a nivel estatal y la IRP/198/2010 para los sistemas ubicados en Cataluña, para la verificación y comunicación de alarmas a las fuerzas y cuerpos de seguridad.

El objetivo de la IRP/1982010 y la Orden ministerial INT/316/2011, es establecer los procedimientos y directrices para la gestión de las señales de alarma generadas por los sistemas de seguridad. Estas señales son las respuestas automáticas que emiten los dispositivos de detección cuando perciben una situación de riesgo o anómala, como intentos de intrusión, robos o incendios. La correcta gestión de estas señales es crucial para garantizar la seguridad de las personas y los bienes protegidos, así como para optimizar los recursos de las empresas de seguridad y los cuerpos de seguridad del Estado.

Estas normas establecen que las señales de alarma deben ser clasificadas según su nivel de prioridad y relevancia. Entre las categorías más comunes se encuentran:

1. Alarma confirmada: Se refiere a una situación en la que el sistema ha detectado un riesgo real, respaldado por múltiples evidencias por aplicación de los procedimientos de verificación, como la activación simultánea de varios sensores o la verificación mediante video o audio.
2. Alarma no confirmada: En este caso, se ha producido una activación, pero no hay pruebas suficientes que confirmen que existe una situación de peligro real.
3. Señales técnicas o de avería: Indican fallos técnicos en el sistema de alarma, como problemas de conexión o energía.

Las alarmas confirmadas deben ser priorizadas y comunicadas de inmediato a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, mientras que las no confirmadas requieren un análisis adicional antes de proceder a una intervención. Las señales técnicas, por su parte, deben ser resueltas por los técnicos de mantenimiento del sistema.

Entre los procedimientos de verificación más destacados se encuentran:

La verificación secuencial, en la que se comprueba la activación de varios detectores en el lugar de la incidencia, siempre que sea durante un espacio de tiempo inferior a 30 minutos entre sí.  Es la verificación más extendida entre los sistemas de alarma.

La verificación por video, que permite a la CRA obtener una visión más precisa del evento antes de contactar a las autoridades, aparte de permitir avisar a las fuerzas y cuerpos de seguridad con la activación de un solo elemento siempre que se disponga de una imagen o video asociado.

Complementariamente, el titular del sistema de seguridad puede contratar un servicio de verificación presencial mediante vigilantes de seguridad, que permite verificar “in situ”, mediante vigilantes de seguridad, una alarma no confirmada, convirtiéndola en alarma confirmada en caso de constatación de un acto delictivo. Además, en caso de alarma confirmada, el vigilante de seguridad realizará traslado de las llaves para facilitar el acceso a la policía.

Un aspecto fundamental para el correcto funcionamiento de cualquier sistema de alarma es la formación del usuario. Un sistema de alarma es tan efectivo como lo sea el conocimiento del usuario sobre su manejo. La falta de formación puede dar lugar a un uso incorrecto, lo que puede provocar la activación de falsas alarmas, sobrecargando a las centrales receptoras y disminuyendo la eficiencia de las respuestas ante emergencias reales. Por lo tanto, es fundamental que los usuarios sean conocedores de la normativa, el sistema de seguridad contratado, así como realicen un correcto uso del sistema.